aDOSlescencia



¿Habéis oído alguna vez hablar de los temidos dos años? No es por asustar a las mamis que tengáis hijos alrededor de esa edad, pero las que ya tenemos más hijos, que nos han servido de conejillo de indias, sabemos que esta etapa tiene lo suyo. Por lo pronto es necesaria mucha, mucha, pero que mucha PACIENCIA.
Y lo digo así, con mayúsculas, porque las dosis necesarias son importantes.



Mi segunda hija está empezando esta etapa y tengo que decir que, a parte de que cada niño es diferente, la experiencia es un grado y el nivel agobio no tiene nada que ver. Aún así, hay momentos en que te sientes la mamá más pringuer del mundo porque piensas que te ha tocado el niño rabietas o cabezón. ¡Nada de eso bailarinas! Esta etapa, de mejor o de peor forma, la pasa todo el mundo. Y sí, se sobrevive a ella. Nadie se ha quedado por el camino entre una rabieta y otra aunque a veces te den ganas de bajarte de la vida.
Tú te sientes súper feliz con tu hijo que va creciendo, madurando, ya camina como una moto, comienza a decir sus primeras palabras… todo maravilloso como cualquier influencer que se precie. Pero de pronto un día, comienzan los lloriqueos porque se encapricha de tu botella de cristal o se le mete en la cabeza que tiene que subirse de pie a una silla. Después viene el momento “abrazar el suelo” al tiempo que los gritos te taladran la cabeza. Tú, como mamá al borde de un ataque nervios, decides dejarle la botella o que se suba de pie a la silla con tu ayuda. Pero… ahora ya tampoco queremos la botella ni se deja ayudar para ponerse de pie. Apartas la botella y resulta que sí que la quería. Se la acercas y no. Y de pronto comienza un tira y afloja hasta que te das cuenta de que te ha metido en su dinámica y acabas cabreada, frustrada y te gustaría tirarte en el suelo con ella a chillar. Te sientes las peor madre del mundo incapaz de manejar las situaciones que, por si fuera poco, empiezan a ser cada vez más frecuentes.
Todos esos sentimientos son normales. Ni tu hijo es el más malo ni tu vas a ganar el premio a la peor madre del mundo. Así que calma. Todo pasa. Podría darte en este momento mil consejos para sobrellevar esta etapa y que pareciera que todo es maravilloso en medio de este caos, pero no. No voy a hacerlo y no es por la pereza de ponerme a pensar en ello (o sí) sino  porque creo que no hay ninguna norma escrita o algo que nos sirva a todas. Creo que cada mamá y papá aprenden a convivir con ello, a sobrellevar las situaciones, a controlar sus emociones y es que nadie mejor que vosotras vais a entender a vuestros pequeños. Sólo vosotras sabréis manejar las situaciones y manteneros firmes ante determinados comportamientos. Y eso si, compraros unas orejeras para no escuchar la cantidad de consejos que como siempre la mayoría de ellos llegan sin pedirlos.
Bueno, como buena mami chismosa, sí voy a daros un consejillo: dedicaros siempre un ratillo para vosotras mismas. Para mimaros y escucharos. Saber qué sentís al final del día después de haber lidiado con cada una de las rabietas y cómo os sentisteis durante y después de ellas. Dedicarnos un rato para desconectar, pensar, respirar profundo, coger aire y continuar. Pensar en qué cosas podemos mejorar y si todos los sentimientos negativos que nos invaden nos llevan hacia algún lado. Y piensa que no eres la única, que no estás sóla y que esta etapa pasará. Nuestros pequeños son nuestro mayor tesoro y se merecen una mamá feliz aunque a veces se sienta un poco pringuer. Nadie dijo que bailar la vida fuera fácil. Pero en eso consiste: en no dejar de bailar a pesar de los tropiezos, los pisotones, de que no nos guste la canción o de que la orquesta esté desafinada.


Sígueme

Comentarios

Entradas populares

Madresfera

Ranking Madresfera