Re-Conciliando el verano

Conciliar. ¡Qué palabra! Una de las definiciones del diccionario es existir o aparecer juntas cosas que aparentemente son contradictorias o muy diferentes. Y ahora viene la pregunta: ¿y cómo se hace? ¿Cómo hacemos para que aparezcan juntas las vacaciones y el trabajo? Pues ya te digo yo que haciendo malabares.


Venimos de un curso en el que hemos tenido que conciliar cuidado de hijos, colegio, actividades extraescolares, gimnasio, fiestas de cumpleaños, talleres, etc., con trabajo. Nos hemos visto inmersos en una gymkana en la que los padres y madres se sienten un poquito como jugadores de un concurso en el que deben de ir pasando una prueba detrás de otra a lo largo de todo el día luchando con el mayor de los enemigos que es el reloj. Y ahora que llega el verano y las vacaciones que se suponen un tiempo para disfrutar sin prisas, relajarse y descansar, tenemos que volver a conciliar. Y si ya es difícil conciliar de por sí, ya ni hablamos de hacerlo en verano. Es en este momento en el que empezamos a barajar todas las opciones que tenemos y las que podemos alcanzar.

  1. Campamentos de verano. Una opción muy interesante para niños y niñas con una cierta edad y que les guste pasar tiempo fuera de casa. Hoy en día existen múltiples opciones y con actividades de todo tipo. El inconveniente: que para los niños pequeños descartamos esta opción, que hay niños que lo pasan mal tantos días fuera de casa y que el precio se nos dispara. Eso sin contar que después de pasar la noche haciendo cola para la inscripción conseguimos plaza.
  2. Ludotecas. Aquí abarcamos más edades y tenemos muchas opciones con actividades adaptadas a la edad y gustos de los niños. El problema que se nos presenta es el horario, que muchas veces no es compatible con los trabajos y necesitas a una persona que los lleve por la mañana y que los vuelva a buscar. Por lo tanto, no hemos avanzado nada. Y por otro lado, el precio tampoco es una ventaja que digamos. 
  3. Cuadrar vacaciones para que siempre haya alguien disponible para el cuidado de los niños y niñas. Esa opción no está nada mal y no sale cara, pero se pasa prácticamente todo el verano sin estar toda la familia junta, lo que tampoco nos permite realizar ningún viaje.
  4. Recurrir a los abuelos. Esta es una de las opciones más comunes si tienes la suerte de tener algún familiar que pueda estar disponible para quedarse unas horas con los pequeños de la casa. Pero soy consciente de que en muchos casos, esto no es posible porque los únicos familiares que podrían hacerse cargo viven fuera. Otra opción es empaquetar a los peques con un lacito bien mono y mandarlos a pasar el verano o unos cuántos días con ellos. Todo ello haciendo de tripas corazón y asumiendo que te perderás un montón de momentos junto a tus hijos y que los echarás de menos.
  5. Excedencia. En muchos casos nos tenemos que plantear esta opción como último recurso porque no nos queda otra posibilidad. Bien porque es la única posibilidad o bien porque hemos hecho cálculos del dinero que nos costaría que los niños pasaran el verano de campamento en campamento y nos ahorramos dinero si nos quedamos en casa sin cobrar. Eso si tu empresa te lo permite. Porque no en todos los trabajos podemos permitirnos coger dos meses o casi tres sin empleo y sueldo.


Visto esto, la cosa muchas veces está complicada y no nos queda otra que hacer números y después malabares. En nuestro caso, pues... Haremos una mezcla de varias opciones. Intentaremos alternar vacaciones aunque dejaremos unos días en los que podamos coincidir todos, y tiraremos de campamentos y abuelos. Haremos magia aquí y allá, llegaremos al final del día agotados porque las peques por la tarde necesitan salir, jugar, piscina... y ellas tienen las pilas bien cargadas. Llegaremos ansiosos a los fines de semana en los que haremos mil planes, excursiones, escapadas... exprimiremos cada momento. Volverá a ser lunes y nuestro cuerpo nos pedirá descanso pero la situación no da tregua, así que llegaremos a septiembre con la lengua fuera, despeinados, fatigados, con el mismo cansancio que si hubiéramos corrido una maratón,  con ganas de rutina... pero felices. Estaría bien que alguien nos diera una medalla de finishers en plan: Habéis sobrevivido al verano y superando todos los obstáculos de la gymkana de los últimos tres meses. Ahora que ya sois nivel experto en conciliar, toca organizar el curso.

¡Pues sí! Yo sólo le pido a este verano poder disfrutar del poco tiempo que pasamos juntos y llenarlo de momentos inolvidables para guardar en nuestra mochila de recuerdos bonitos. Este verano nos toca bailar así. El baile a veces nos gusta y otras veces no, pero ¡no vamos a dejar de mover los pies!

Y vosotros, ¿Cómo conciliáis en verano?


Sígueme


Comentarios

Entradas populares

Madresfera

Ranking Madresfera