Actividades extraescolares

Ahora que ya ha comenzado el curso y ya nos estamos acostumbrando a la rutina, llega el momento de comenzar con las actividades extraescolares. Este es otro de los caballos de batalla de cualquier padre o madre. A la hora de elegir o no las actividades extraescolares se nos plantean mil dudas y de nuevo surge el debate de qué es lo mejor para nuestros hijos.

Las actividades extraescolares aportan muchos beneficios a los niños ya que les permiten trabajar diferentes áreas que en el colegio no se trabajan en tanta profundidad y además mejoran otras capacidades que les pueden ayudar, tanto en su aprendizaje, como en su rendimiento académico. Además acercan a los niños a ambientes nuevos distintos del centro escolar o la familia donde pasan la mayor parte del tiempo. Muchas veces ofrecen un ambiente lúdico en el que fluyen mejor las relaciones interpersonales, el desarrollo social, el desarrollo cognitivo, etc, y ayudan a trabajar las diferentes áreas que componen la persona para tener un buen desarrollo personal. Sin embargo, todos los beneficios de las actividades extraescolares pueden desaparecer si lo que hacemos es sobrecargar a nuestros hijos de actividades y que tengan una agenda tan apretada que haya que pedir audiencia para verles. Por ello, dependiendo de la edad, sería interesante que participaran en el proceso de selección de las actividades más adecuadas y que las vean siempre como un momento lúdico y no como una obligación.

Es verdad que hoy en día, también las utilizamos como una herramienta más para facilitar la conciliación. Muchas veces debido a nuestros horarios y jornadas laborales necesitamos que los peques tengan la mayor parte de la tarde ocupada. Así que pueden convertirse en un gran aliado a la hora de cuadrar horarios. Lo preocupante o contraproducente es cuando sobrecargamos el horario de nuestros peques con actividades. En este caso, las actividades dejan de ser beneficiosas para convertirse en tiempo que no suma en el aprendizaje y disfrute de los niños.

En nuestro caso, voy a contaros un poquito cómo decidimos y cómo nos organizamos. En primer lugar, dejo que sea ella, Lucía,  quien decida qué quiere hacer. Para ello, le muestro las posibilidades que tenemos, le explicó en qué consiste cada actividad en el caso de que no la conozca y le dejó un tiempo para que tome la decisión. Procuro ofrecerla diferentes opciones de actividades culturales y también deportivas ya que en nuestra familia damos mucha, pero que mucha importancia al deporte y a la vida activa y saludable. Además mis hijas, sobretodo Lucía,  necesita altas dosis de actividad para canalizar toda esa energía que tiene. En el caso de Victoria, decidimos su papá y yo las actividades, pensando un poco en su edad, capacidades, aptitudes y algún ápice de gusto que hayamos podido detectar. Ya tenemos la experiencia que a medida que van pasando los años ellos van definiendo sus gustos, sus habilidades y sus destrezas.


Lo importante es que sientan que es un ratito en el que van a practicar una actividad que les gusta, en la que disfrutan y que es un tiempo para ellas en el que se van a desarrollar como personitas pequeñas que son. También darles la oportunidad de probar y de que sientan si realmente esa actividad se adapta a sus espectativas.

Y así nos vamos organizando. Cada año haciendo de nuevo el puzzle para cuadrar horarios, desplazamientos, tiempos de espera... Pero nos encanta aprender, disfrutar y que cada uno tenga su propio espacio de tiempo para hacer lo que más le guste.
¿Me sigues?

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