No me da la vida

¿No os pasa que a veces tenéis la sensación de no llegar a todo? Así vivo yo últimamente. Y muchas de vosotras me preguntáis que cómo lo hago para estar todo el día activa y hacer un millón de cosas. El truco de todo es hacer las cosas con ilusión y con el corazón. Aunque hay que admitir que una buena nutrición y una ayuda extra es la base de un estilo de vida activa y saludable. Otro truco es ser consciente de que no voy a llegar a todo y, lo que es más importante, no tengo por qué hacerlo. No somos superwomans, ni supermamás, ni nada que se le parezca. Somos personas normales con nuestros defectos, nuestros despistes, nuestra casa sin recoger, la colada por hacer y la ropa sin tender. Una vez que ya tenemos en cuenta que podemos fallar y que no tenemos que ser perfectas, es cuando podemos empezar a hacer las cosas con mucho amor, que eso es lo que nos sobra a nosotras.

En mi caso, me levanto por las mañanas con las pilas medio cargadas porque hasta que no desayuno no soy persona. Con los ojos aún pegados y la luz apagada por miedo a despertar al personal, camino hacia la ducha sorteando zapatillas, cojines, juguetes y lápices que hay por el suelo y que con suerte no me clavo. (Algún día no tengo tanta suerte) Me pego una ducha calentita (eso si no se me apaga la caldera y me tengo que aclarar con agua fría porque últimamente mi caldera ha decidido que es mucho mejor el agua fría para despertar) Salgo con cuidado de no resbalar y de no volver a pisar ningún objeto punzante que haya por el suelo. Abro el armario y buco mi camisa favorita que por supuesto no está ya que sigue en el montón de ropa para planchar. Después de perder diez minutos eligiendo que ponerme, me visto y me dispongo a comenzar el proceso de chapa y pintura para ver si puedo hacer algo con esas ojeras y esa cara en general. Termino mi rutina mañanera de cremas y maquillaje y me miro al espejo pensando: ¡pues oye! ¡No estoy tan mal! Ahora tocan los pelufos. Con éstos no hay mucho qué hacer porque si quiero dejarlos bien me tengo que pasar la plancha y  no estamos para perder tiempo, así que me seco un poco con el secador y recurro al moñaco que es lo más socorrido. Mientras tanto mi cabeza va repasando todo lo que tengo que hacer durante el día y si he quedado con alguien por la tarde, tengo algún estudio o algún seguimiento. También voy haciendo mentalmente la lista de la compra y pensando en qué momento del día me viene mejor ir al supermercado. Por fin he terminado de “arreglarme” para poderme ver como una persona y me voy escaleras abajo con el móvil como linterna para no dar la luz por si alguien se despierta. Llego a la cocina y doy la luz. Entonces como si de un truco de magia se tratara aparecen un montón de platos, cacharros, juguetes, mochilas y tupers frutos de las prisas del día anterior. Me apresuro a meter todo al lavavajillas y a preparar los desayunos. Me tomo mi batido mientras contesto correos, leo mensajes y mando audios. De pronto me saca de mi concentración una vocecita gritando: ¡mami, mami! La niña bailona dos que se ha despertado. Corro a preparar la merienda de la niña bailona uno y a meter la comida en tuppers lo más rápido que puedo mientras alguien sigue animando en esta gymkana al grito de: ¡mami, mami! Consigo llegar arriba antes de que los gritos despierten a toda la urbanización y procedo a vestir a la niña bailona dos. Aquí ya empieza se empieza a poner a prueba mi paciencia con los lloros, los “no quero” y los “yo solita” Conseguimos vestirnos, con gran esfuerzo muchas veces, y nos vamos niña en brazos, bolsa de comida en la otra, bolso y mochila colgados y sujetando el teléfono en la boca, cual malabarista bajando las escaleras. Llegamos a la cochera y suelto todo en el suelo incluida niña y móvil que se da un golpazo (el móvil, no la niña) Nos vamos camino de la guarde cantando un repertorio muy variado de canciones infantiles y disfrutando de los momentos maravillosos que nos dejan las cosas cotidianas.


Después pasamos la mañana como podemos, sin dejar a un lado las prisas, las carreras, los agobios... A las tres en punto, toca salir de trabajar, justo en el momento en que empieza la mejor parte de la gymkana. Toca recoger a la niña bailona uno y después a la niña bailona dos para que le de tiempo a dormir la siesta un poquito más. Si hay suerte y nos podemos ir para casa, como mientras ellas ven un poquito la tele. Bueno, más bien ven la tele mientras caliento mi comida porque es lo que aguanta la niña bailona dos. Así que después me veo con una niña en una mano y una cuchara en la otra. Otros días, no hay tanta suerte y toca comer por el camino porque tenemos extraescolares, tenemos que hacer la compra o algún que otro recado.
Por la tarde toca deberes, un poco más de trabajo, comida del día siguiente, lavadoras, jugar, baños, cenas... Total que pestañeo y ya se esfumó la tarde. A continuación comienza el tira y afloja para lavarse los dientes e irse a la cama. Por fín, la casa en silencio. Ahora tengo un ratito para mí, para hacer lo que me gusta, leer, mirar el instagram, ponerme alguna mascarilla... Cojo un libro y, como ya la casa está en silencio, me meto en la cama para leerlo tranquilamente y no hacer ruido. Vuelvo unas páginas para atrás porque ayer me quedé dormida y no me enteré muy bien... dos páginas y..... zzzzzzz Mamá fuera de cobertura!

Me vuelvo a despertar por la mañana dándome cuenta de que me quedaron un montón de cosas sin hacer y de que llevo retrasando ciertas tareas casi un mes. Pero ya no hay tiempo. Comienza la gymkana del nuevo día en 3, 2, 1....

Pues así es mi día a día. Prisas, carreras, tropiezos, olvidos, no me da tiempo, no llego, vamos tarde... no me da la vida!! Pero también hay un montón de risas, de momentos felices, de abrazos, de besos, sonrisas, de te quieros, de mami eres la mejor... Y eso lo compensa TODO


¿Me sigues?

Comentarios

  1. Amén a todo. Pero yo solo con una y no llego. No me puedo imaginar con dos. Tengo que poner mi cabeza a maquinr a ver cómo pudo hacer las cosas más rápidas y mejor.
    En mi casa no se plancha. Una cosa menos. Jeje.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jeje. Pues mira, es una buena idea! Pero aunque no nos de la vida para llegar a todo somos unas super mamás porque somos felices viéndoles felices a ellos!!

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

Madresfera

Ranking Madresfera